El periodismo de Josep Pla
Josep Pla se dedicó profesionalmente al periodismo durante sesenta años, a lo largo de los cuales publicó más de 6.200 artículos en más de sesenta cabeceras diferentes. Desde las primeras colaboraciones en varias publicaciones de carácter local y comarcal –Baix Empordà, Ofrena, Cenacle...–, evidenció su versatilidad genérica y temática, publicando críticas de libros, narraciones o descripciones del paisaje, todavía con un marcado tono novecentista. A partir de 1919, empezó su dedicación más intensa a «el oficio amargo del periodismo», ejerciendo de corresponsal en toda Europa principalmente por el diario La Publicidad –catalanizado a partir de 1922– durante los años veinte, a pesar de que colaboró también en otros diarios de alcance, orientación y localización diversa. A partir de los años treinta, destaca su actividad como cronista parlamentario en Madrid, desde donde comentó para el lector de La Veu de Catalunya la proclamación de la República o los Fets d’Octubre de 1934, entre otros. Por otro lado, es interesante también tener en cuenta varias colaboraciones en revistas francesas antes de 1936.
La guerra civil española, que vivió refugiado en Roma bajo la protección de Francesc Cambó, significó un corte insalvable en su carrera profesional. Durante la contienda bélica, prácticamente no publicó artículos –tan solo se ha localizado uno, escrito en italiano. De vuelta en Cataluña el 1939, tuvo que someterse a la feroz represión del régimen franquista contra la cultura catalana, y resignarse a la prohibición de expresarse en catalán. Inició una dilatada colaboración en el semanario Destino, en el cual su sección «Calendario sin fechas» disfrutaba de una enorme popularidad. Durante los años cuarenta, destaca también su colaboración al Diario de Barcelona, que se alargó hasta principios de los años cincuenta. Durante los años sesenta, es relevante la publicación regular de artículos en el El Correo Catalán, principalmente en la sección «La rueda del tiempo».
Según definió Joan Fuster en «Notas para una introducción al estudio de Josep Pla» (El quadern gris, OC I, 1966, p. 11-83), Pla sentía el periodismo «como una pasión: como una pasión incurable. Ni que quisiera, no se la sabría vencer», hasta el punto que, según el crítico, se había acostumbrado a «ver el mundo en forma de artículos». En este sentido, transciende la simple profesión y medio de supervivencia, ya que Pla también entendía el oficio como una escuela de estilo, crucial por su apuesta por la naturalidad expresiva y para hacer de la observación de la realidad la base de su materia literaria.
Transgrediendo los límites y clasificaciones genéricas de la disciplina periodística, ya fuera a través de crónicas, artículos y reportajes de viajes, críticas de libros o de arte, retratos, narraciones, descripciones de paisajes..., el periodismo de Pla destaca por su libertad expresiva, y reúne todos los elementos que caracterizan la prosa del autor: la capacidad de observación y adjetivación de la realidad, el uso impresionista de anécdotas y aspectos aparentemente banales de la cotidianidad para expresar determinadas ideas, la fina ironía...
Explorando nuevas formas de expresión, la influencia de Josep Pla en la modernización de la lengua y del oficio del periodismo fue crucial, hecho que lo convierte en el máximo exponente de la generación dorada de escritores-periodistas catalanes que, durante el periodo de entreguerras, dotó el periodismo catalán de un carácter europeo.